Esta iglesia fue construida y la parroquia establecida en tiempos de su primer Abad D. García I, en el año 1137, y donada al Monasterio de Osera en el 1164.
Es de estilo románico. Tiene un cementerio en el atrio, que todavía subsiste hoy, en el que se practicaban los enterramientos hasta que en el año 1855 se construyó el cementerio municipal de Ribadavia. En el templo parroquial, de cuya fábrica primitiva no se conserva más que la fachada y ábside o capilla mayor, en la que según comentaba el historiador Sr. Murguía, «encontrándose enterramientos en el suelo, cubiertos con curiosas losas tumulares».
El templo descansa sobre dos columnas a cada lado, adosadas a los codillos de ambas jambas y cuyos capiteles de hojas y palmetas están bien lejos de la riqueza del que se ven en la iglesia de San Juan y Santiago. Todo en esta iglesia, según el historiador, indica el poco ánimo con que fue llevada a cabo, pues las archivoltas de la puerta están asimismo, sencillamente ornamentadas, ostentando la última de ellas características hojas en nuestro primer ojival.